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  • laeinoj

Reflexión crítica de las redes sociales e Internet a partir de la obra "En el enjambre"


Introduciendo la obra


<<En el enjambre>> es el nombre de la obra de Byung-Chul Han, un reputado filósofo con residencia en Alemania y nacido en Corea. Durante toda esta obra, el coreano se encarga de hacernos llegar su punto de vista acerca del impacto que tiene (y seguirá teniendo) lo digital en nuestras vidas. Habla acerca de la pérdida del respeto debido al distanciamiento producido por las redes e internet, de la pérdida del poder convencional por la formación de medios de comunicación bidireccionales, del exceso de información al que estamos sometidos debido a Internet y las redes sociales, etc. A continuación, hablaré de unos cuantos aspectos mencionados en el libro con los que estoy de acuerdo, y posteriormente, trataré él único punto con el que discrepo con el autor.



Byung-Chul Han

El autor, en un primer momento, habla acerca de la psicología de masas. Concretamente, de la pérdida del poder convencional que durante tantos siglos han gozado aquellos que pertenecían al pico más alto de la pirámide social. Ya lo adelantaba Le Bon en su obra, cuando decía que el orden tradicional de dominación decaía, y que “la voz del pueblo” ganaba fuerza. No obstante, este fenómeno se ha hecho más evidente gracias a lo que el autor denomina el “enjambre digital”.


Las redes sociales como herramienta para el cambio social


Tan solo hace falta echar un vistazo a las redes para darse cuenta de todos los movimientos sociales que se llevan a cabo en esas plataformas y la difusión que alcanzan. Esto, a su vez, genera una gran presión a los poderes políticos. Actualmente, creo que los partidos políticos no son tan sólidos en sus programas y tan fieles a sus ideales como lo podían ser anteriormente, debido a que están sometidos a una presión constante por parte de sus votantes y la oposición. Todo lo que dice o hace un político se analiza detenidamente en las redes sociales. Al mismo tiempo, como los políticos buscan el mayor número de votos para lograr más poder, muchas veces vemos como van cambiando de opinión y cayendo en contradicciones con tal de contentar a sus votantes. Y ojo, es algo que me parece positivo. Pienso que Internet y las redes sociales nos han dado mucho poder al pueblo. Sin embargo, creo que no debemos caer en la comodidad de hacer reivindicaciones tan solo desde nuestros móviles u ordenadores, porque el mensaje muchas veces acaba distorsionándose. Es necesario, que el pueblo siga saliendo a la calle a luchar por sus derechos. Las redes sociales, en todo caso, pueden servir como plataforma de difusión para dichos movimientos.


Manifestación 8-M en Bilbao

Las redes sociales como herramienta para la autoexplotación


Por otro lado, me parece interesante la reflexión que hace el autor acerca del sistema capitalista y la sociedad individualista en la que vivimos y de cómo hemos pasado a explotarnos a nosotros mismos sin la necesidad de que haya una figura de dominación. Además, pienso que las redes sociales son plataformas que le vienen muy bien al neoliberalismo y al capitalismo. Todos intentamos reflejar la mejor versión de nosotros mismos en las redes sociales y muchas veces hacemos alardes de todo lo que vamos consiguiendo a lo largo de nuestra vida. A cambio, recibimos comentarios y reacciones que refuerzan dichos comportamientos. Y esto, a su vez, provoca que siempre sintamos que lo que hacemos no es suficiente, porque siempre queremos más. Y del mismo modo, el amigo, la pareja o el vecino también quieren cada vez más; es decir, al final, acabamos compitiendo unos con otros para ver quien consigue más “reacciones”, comentarios, “likes”,etc. y eso lleva implícito una autoexplotación.


Sobreinformación, "fake news" y la polarización


Otro de los aspectos con los que estoy de acuerdo, es con la idea de que estamos expuestos a más información de la que podemos gestionar y que además, hemos pasado a producir información además de consumirla. Esto, me lleva a pensar en las “fake news” y lo fácil que es promoverlas hoy en día, sobre todo gracias a las redes sociales como Twitter. A día de hoy, con toda la información que tenemos al alcance de nuestras manos, es imposible no acabar validando o incluso compartiendo noticias falsas por Internet.


Además, este fenómeno contribuye a una mayor polarización de la sociedad. Me explico. Todas las personas solemos tener opiniones formadas acerca de los aspectos más importantes de nuestro día a día (políticos, sociales, culturales, etc.). Al mismo tiempo, nos encanta encontrar toda información que valide nuestras creencias y rechace la de los contrarios. Este proceso en psicología es denominado como “sesgo de confirmación”, que no es más que la tendencia natural de los seres humanos a buscar información que confirme nuestras convicciones previas y a rechazar todas aquellas que vayan en contra de estas.


A donde quiero llegar es que, con la cantidad de información que manejamos siempre vamos a encontrar algo que nos permita mantenernos firmes en nuestras posturas (lo cual no quiere decir que tengamos razón) o incluso volvernos más radicales, aumentando la polaridad con respecto a la gente que piensa distinto a nosotros.


Medios de comunicación como los propulsores de las "fake news"

Las redes sociales y el "fin de lo real"


Con el ánimo de no alargarme demasiado, acabaré con esta reflexión hablando acerca de las redes sociales y de lo que el autor define como el “fin de lo real”. Si bien no tengo una postura tan radical, creo que es innegable que las redes sociales contribuyen a crear una imagen exageradamente positiva y distorsionada de las personas. En todo momento, comparamos nuestro estado de ánimo actual y nuestra situación en un momento dado (que muchas veces puede ser desfavorable), con la fachada de una persona que tan solo está publicando lo que le interesa, que generalmente es lo positivo de uno, pero además exagerado y elevado a la enésima potencia. A lo que quiero llegar, es que siempre vamos a salir perdiendo en la comparación, porque no comparamos nuestro estado (físico, emocional, relacional, económico, etc.) con el estado de otra persona, sino que hemos pasado a comparar nuestra situación con una simple imagen o historia de Instagram.


A esto, se le suma el sesgo de negatividad que como cualquier otro sesgo, es inherente al ser humano. El sesgo de negatividad, es la tendencia natural de los humanos a fijar más la atención en lo negativo que en lo positivo, debido a que lo primero supone (o por lo menos, así lo sentimos) una amenaza para nuestra supervivencia. Si sumamos todos estos factores, tenemos el caldo de cultivo ideal para que idealicemos al resto de personas al mismo tiempo que nos desprestigiamos a nosotros mismos, contribuyendo a diversos problemas de salud mental.


Pasando a algo con lo que no estoy de acuerdo con el autor (lo único), diría que es demasiado crítico con los nuevos medios de comunicación. Con sus constantes citas a Kafka, me hace entender que las nuevas formas de comunicarse tienen muchos inconvenientes. Y efectivamente, los tienen. Sin embargo, también me gusta fijarme en lo positivo. Es obvio que hablamos de una forma de comunicarnos más artificial. Podríamos incluso abrir el debate de si realizando una videollamada con otra persona estamos teniendo una interacción real o no. Lo que me parece indudable, es que todas aquellas plataformas que nos permiten mantener el contacto con otras personas a las que quizás, no tenemos la oportunidad de verlas o interactuar con ellas en persona, son positivas.


Lógicamente, hay muchos matices de la comunicación que se perderán, como por ejemplo, el lenguaje no verbal y todo lo que ello implica. No obstante, me gustaría que se tuviese en cuenta que las redes sociales y todas aquellas plataformas que nos permiten conocer e interactuar con otras personas, son una muy buena herramienta, sin ir más lejos, para todas aquellas personas que se sienten aisladas socialmente por discriminación o por otras circunstancias. Es una herramienta ideal, para que estas personas encuentren y puedan interactuar con gente que está en su misma situación, más allá de si su interacción es más real o no.

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